martes, 12 de marzo de 2019

Los órganos de los sentidos de las tortugas.

Las tortugas forman un orden de reptiles caracterizados por tener un tronco ancho y corto, y un caparazón que protege los órganos internos de su cuerpo. De su caparazón salen, por delante, la cabeza y las patas delanteras, y por detrás las patas traseras y la cola.


Vista.
No poseen conos, que son células sensoriales de color, esta región ocular está poblada únicamente con bastones, células sensoriales de luminosidad, y por ello, perciben una longitud de onda incapaz de determinar coloración alguna. Tan sólo son sensibles a una amplia gama de tonalidades de luz.
La córnea sólo obtiene el enfoque adecuado en un elemento denso, como evidentemente lo es el agua y es por eso que obtienen una percepción bidimensional de objetos que estén en movimiento con aceptable nitidez, la suficiente como para advertir la presencia de sus presas y depredadores en su hábitat natural.
Diferente es, lo que sucede fuera del agua  ya que la escasa densidad del aire distorsiona mucho su visión,  la cual la convierte en demasiado borrosa o muy poco nítida, y por eso las tortugas de agua dependen de otros sentidos para percibir su alrededor y entorno. Podemos decir entonces que las tortugas de agua, no ven muy bien.

Olfato.
Podríamos decir que éste es el mejor de sus sentidos, ya que normalmente poseen un olfato magnífico que persiste incluso bajo el agua; y que percibe cientos de matices olfativos además que se estima que pueden percibir una molécula olfativa por cada 8.000 partículas de agua. En cotrapunto, tenemos a las tortugas de tierra que poseen éste sentido bastante menos afinado que las tortugas de agua.

Oído.
En las tortugas de agua, el sentido del oído en superficie se limita únicamente a la detección de los sonidos más bajos
del espectro sonoro, percibiendo más a menudo los posibles peligros a través de la vibración del suelo que a través de su oído. Sólo bajo el agua sus gruesos tímpanos perciben con precisión las vibraciones sonoras, percibiendo un mayor espectro sonoro, ya que las ondas sonoras se expanden mejor bajo elementos densos como el evidentemente es el agua. Es por ello que las tortugas de agua tienen una audición precisa a larga distancia, ya que las ondas sonoras se expanden mejor en este elemento.
A diferencia de las tortugas terrestres, que perciben sonidos de baja escala sonora incluso percibiendo más por vibraciones geológicas.

Gusto.
No hay demasiados estudios científicos sobre este sentido en particular de las tortugas, por lo que son pocas las bases y fundamentos para opinar sobre como distinguen o perciben el sabor, aunque si se sabe que tienen papilas gustativas en la lengua, y que por lo tanto y en definitiva si pueden percibir sabores o el gusto de lo que comen o de lo que se alimentan.

Tacto.
En referencia al tacto podemos decir que la piel de las tortugas está repleta de terminaciones nerviosas, lo cual nos indica que poseen un sentido del tacto muy amplio aunque desconocemos en que grado de sensibilidad.
Su amplia gama de corpúsculos, delatan la gran percepción del contacto, temperatura, humedad, presión y abrasión que las tortugas poseen.
Es el caparazón, al igual que las uñas la única zona externa que no resulta sensible a los estímulos externos citados, aunque sus vasos sanguíneos, sistema nervioso y estructura ósea si son capaces de percibir el dolor derivado de la fractura, rotura, abrasión o lesión de esta zona.


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